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4.24 ¿Por qué la Iglesia está en contra del “matrimonio homosexual”?

La sexualidad

Algunas personas se sienten más atraídas a personas de su propio sexo en vez del sexo opuesto. En sí mismo, esto no es un pecado. Sin embargo, la actividad homosexual se considera equivocada, en ambos, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento (I Cor 6,9-10). Para los Católicos, el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Un “matrimonio homosexual” no puede ser fructífero de la misma manera que el matrimonio entre un hombre y una mujer, quienes comparten su amor en su relación sexual, por la cual los niños pueden nacer naturalmente.


Al mismo tiempo no deberíamos juzgar a otras personas duramente. Hay una gran diferencia entre quiénes y cómo las personas son y qué es lo que hacen. Es un mandamiento Cristiano muy importante el tratar a todos y cada uno con respeto y sensibilidad.
 

 

Todos son amados por Dios y bienvenidos en la Iglesia. Los matrimonios entre personas del mismo sexo no son posibles: para la Iglesia el matrimonio es un sacramento entre un hombre y una mujer.
La sabiduría de la Iglesia

¿Cuáles son los principales pecados contra la castidad?

Son pecados gravemente contrarios a la castidad, cada uno según la naturaleza del propio objeto: el adulterio, la masturbación, la fornicación, la pornografía, la prostitución, la violación y los actos homosexuales. Estos pecados son expresión del vicio de la lujuria. Si se cometen con menores, estos actos son un atentado aún más grave contra su integridad física y moral. [CCIC 492]

¿Qué pasa con las personas que tienen tendencias homosexuales?

La Iglesia cree que el hombre y la mujer, en el orden de la Creación, están hechos con necesidad de complementarse y para la relación recíproca, para que puedan dar la vida a sus hijos. Por eso la Iglesia no puede aprobar las prácticas homosexuales. Pero los cristianos deben respeto y amor a todos los seres humanos, con independencia de su orientación sexual, porque todos como personas son respetados y amados por Dios. 

No hay ningún ser humano sobre la tierra que no proceda de la unión de hombre y mujer. Por ello para algunas personas con tendencia homosexual es una experiencia dolorosa no sentirse atraídos eróticamente hacia el otro sexo y tener que echar en falta la fecundidad corporal de su unión, como corresponde en realidad a la naturaleza del ser humano y al orden divino de la Creación. Sin embargo, Dios llama con frecuencia a sí por caminos poco comunes: una carencia, una pérdida o una herida -aceptada y consentida- pueden convertirse en el trampolín para lanzarse a los brazos de Dios; de ese Dios que todo lo hace bien y a quien descubrimos aún más grande en la Redención que en la Creación. [Youcat 65]

¿Cómo valora la Iglesia la homosexualidad?

Dios ha creado al ser humano como varón y mujer y los ha destinado uno para el otro también en lo corporal. La Iglesia acoge sin condiciones a las personas que presentan tendencias homosexuales. No deben ser discriminadas por ello. Al mismo tiempo, la Iglesia afirma que todas las formas de encuentros sexuales entre personas del mismo sexo no corresponden al orden de la Creación. [Youcat 415]

Esto es lo que dicen los Papas

En el curso del debate sobre la dignidad y la misión de la familia, los Padres sinodales han hecho notar que los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” [...] Es inaceptable “que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el “matrimonio” entre personas del mismo sexo.” [Papa Francisco, Carta Encíclica Amoris Laetitiae, n. 251]