4.41 ¿Vas al infierno si te suicidas?
Es muy triste que alguien se sienta forzado a suicidarse, es el acto último de desesperación. Está muy mal terminar con tu propia vida. En vez de proteger la vida que has recibido de Dios, acabas con ella cometiendo así un gran pecado. Si embargo, solo Dios conoce las profundas razones que pueden llevar a alguien a suicidarse. En casi todos los casos, la persona no es plenamente responsable.
Y es que Dios también ama a esta persona, a pesar de su terrible acto de desaparición. Por encima de todo, podemos confiar en el amor y la misericordia de Dios y rogarle en la oración que guarde un lugar en el cielo para esa persona. Al mismo tiempo, esto nos muestra como de importarte es dar apoyo a las personas con pensamientos suicidas, debemos ayudarles a darse cuenta del valor de la vida, que debemos proteger baja cualquier circunstancia.
Si estás luchando contra este problema o conoces a alguien que lo esté, busca ayuda a través de una línea de apoyo.
¿Qué prohíbe el quinto mandamiento?
El quinto mandamiento prohíbe, como gravemente contrarios a la ley moral:
- El homicidio directo y voluntario y la cooperación al mismo.
- El aborto directo, querido como fin o como medio, así como la cooperación al mismo, bajo pena de excomunión, porque el ser humano, desde el instante de su concepción, ha de ser respetado y protegido de modo absoluto en su integridad.
- La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción o una omisión de lo necesario, a la vida de las personas discapacitadas, gravemente enfermas o próximas a la muerte.
- El suicidio y la cooperación voluntaria al mismo, en cuanto es una ofensa grave al justo amor de Dios, de sí mismo y del prójimo; por lo que se refiere a la responsabilidad, ésta puede quedar agravada debido al escándalo o atenuada por particulares trastornos psíquicos o graves temores.
[CCIC 470]
¿Qué acciones están prohibidas por el precepto de no matar?
Están prohibidos el asesinato y la cooperación en el mismo. Está prohibido el asesinato en la guerra. Está prohibido el aborto de un ser humano desde su concepción. Están prohibidos el suicidio, la automutilación y la autodestrucción. También está prohibida la eutanasia, es decir, poner fin a la vida de personas discapacitadas, enfermas o moribundas.
Hoy se infringe a menudo la prohibición de matar por motivos aparentemente humanos. Pero ni la eutanasia ni el aborto son soluciones humanas. Por eso la postura de la Iglesia ante estas cuestiones es de una claridad meridiana. Todo aquél que procure un aborto, ejecutándolo directamente o prestando su colaboración necesaria, si el aborto se produce, está automáticamente excomulgado. Cuando se suicida una persona mentalmente enferma, su responsabilidad está no pocas veces disminuida y con mucha frecuencia totalmente anulada. [Youcat 379]
¡Cuántas personas tristes, cuántas personas tristes, sin esperanza! Piensen también en tantos jóvenes que, después de haber experimentado muchas cosas, no encuentran sentido a la vida e intentan el suicidio como solución. ¿Saben ustedes cuántos suicidios de jóvenes hay hoy en el mundo? ¡La cifra es alta! ¿Por qué? Ellos no tienen esperanza. Han experimentado muchas cosas y la sociedad, que es cruel — ¡es cruel! — no te puede dar esperanza. La esperanza es como la gracia: no se puede comprar; es un don de Dios. Y nosotros debemos ofrecer la esperanza cristiana con nuestro testimonio, con nuestra libertad, con nuestra alegría. El regalo que nos hace nuestro Dios de la gracia nos trae la esperanza. [Papa Francisco, Mensaje, 17 Junio 2013]